23 feb 2009

Tarde de Domingo

Salió como todos los domingos a dar un paseo por el campo. Hacia buen tiempo, cielo gris y la típica luz mortecina de Octubre. Atravesaba solitarias cañadas que le ayudaban a pensar mientras la brisa ligera bailaba con el heno, cuidadosamente empaquetado a su alrededor.
El paso lento, macilento, clavando a cada pisada los tacones en la arena del camino, levantando efímeras nubes de polvo, y mientras, los árboles, se dejaban mecer por el viento, contestándole con un ronroneo de paz.
Todo estaba seco y no había ni un alma de camino al cementerio.
Empezó a comprender que ahora su vida giraba entorno esos paseos, que le solían llevar toda la tarde.
En casa solo quedaban él y un viejo álbum cubierto de polvo que resumía en unas pocas imágenes los mejores años de su vida. Desde que ella murió, no se levantaba todas las mañanas con las ganas que solía.
“Será mejor quedarme a su lado, siempre fue muy friolera”, pensó, de camino al cementerio.

6 comentarios:

€_r_i_K dijo...

Se paga, el exfuerzo del recuerdo se paga...
Sí, saber que es friolera......también se paga....

Bello relato.....Salu2

Miguel Ángel García González dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miguel Ángel García González dijo...

No se porque no se pueden hacer comentarios, sospecho que sea por ser la entrada número 13!

mj dijo...

Pues será por eso migul, por la número 13!!!!
pero yo esta mañana no he podido, y a sido en varias ocasiones...
O será que me pasa como al personaje de tu relato, que me he levantado con pocas ganas y eso es raro en mí...
Un beso, y me gusta tu forma de escribir
mj

mj dijo...

He podido...ja

Laura Gómez Recas dijo...

¡Toda la mañana de ayer, intentando dejarte mi comentario! Pues que conste que yo no creo en eso del 13...
El caso es que hoy sí parece que funciona. Te digo:
El relato es precioso. Sencillo. La reflexión del caminante que ya no encuentra camino, que lo ha perdido. La sencillez de la historia entronca con la del personaje. Sin doblez, sin complicación.
Natural, su decisión.
Genial, tu relato.
Laura