En mis ratos libres me entretengo con un mechero. Primero prendo un mechón de mi frondosa melena; un acto inocente, imperceptible, pero su estallido me conquista. Resplandor fugaz, atmósfera efímera de belleza completa, relámpago de luz, enemigo de sombra. Ese sonido celestial, el crepitar de la llama cuando roza mi cabello me cautiva y enamora. Yo quiero dejar de lado este tormento, pero una voluntad ulterior me impulsa a repetir el proceso, a convertirlo en un contínuo, a pesar de ser tarea imposible ya que el fuego es destrucción y miedo abrasivo.
Este cúmulo de contradicciones me llevaron a tomar la difícil decisión de quemar mi cabeza a lo bonzo... tan sólo para terminar lo ya empezado.
2 comentarios:
Hay cosas que enganchan...
Saludos.
Que imagen más terrible...
Un abrazo
Publicar un comentario